Los precios de las cerraduras biométricas han bajado hasta hacerse asequibles al nivel de consumo doméstico y empiezan a reemplazar a las cerraduras tradicionales. Un ejemplo es el cerrojo SmartScan que, con un costo de alrededor de 200 USD, opera con un sistema de escaneo subdérmico mucho más difícil de burlar que aquéllos que leen la superficie de la piel y que, además, no requiere de manos limpias o secas para funcionar a la perfección, se anuncia como fácil de instalar y funcionar y cuenta con hasta 50 lotes para diferentes registros de impresiones dactilares que se pueden programar para funcionar por períodos, ciertos días y a horas específicas, lo que permite controlar, incluso, a los trabajadores domésticos.
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